martes, 25 de junio de 2013

De la devoción y el amor...


Y es que no hay oscuridad sin esa sensación de calor que tapa mis sueños. No hay consejo que valga más que la frescura de su sonrisa. Aquí, los mortales bendecimos su nobleza, vemos con anhelo, miramos con nostalgia y susurramos la alegría por cada beso entregado. Casi en trance musitamos con nuestro último suspiro su nombre y callamos hasta que el sol nos acompaña con tibeza.

Y en las noches de frío las mentes de quienes aquí recaen en pesadumbre de la soledad que genera su ausencia, convocan una sola de sus caricias, uno solo de sus pensamientos, muchos recuerdos a las estrellas. Es aquel, el dios que le da brillo a la noche y perdón a los vagos, que acobija nuestra locura con su música secreta en el orden de los astros, que acomoda el ciclo de los planetas y su demente paso por los cielos aurales y australes.

Aquí yacemos los que vagamos sin el consuelo de vivirle en carne esta noche, y así cargaremos nuestro estigma de dolor y vergüenza por haberle encontrado sin merecerle. Así dilucidamos nuestro presente alucinando a esos parajes, en los que nos entregamos de manera caprichosa para encontrarle. Y cada doloroso paso en nuestra eterna letanía, la agradecemos con la infinita felicidad que nos dio cada uno de sus abrazos, esa gentil mirada, ese cálido aliento, ese tan desesperado consuelo. Así lloramos con lagrimas de olvido y felicidad, de esperanzas y de ensueños Aquí en la imaginación hemos alojado un cachito de realidad y luego reímos, como si locos fueran los que lloran y luego ríen, y no los que ríen y luego lloran.

Y es que los que te veneramos aprendimos que del dolor a la risa está un paso, y ese es tu nombre, que decimos bajito cada que nos acordamos, que susurramos al enlistar cada una de tus cualidades, cada una de tus palabras: cada gesto que añoramos lo alojamos en  nuestra disfuncional memoria...Y ahí, ahí radica nuestra tragedia: en la limitación humana para, por un lado, de no poder recordar cada instante de tu presencia, y por el otro, el no poder dejar de pensar en ti a cada instante...